domingo, 11 de junio de 2017

Jugando con las palabras


EL REMORDIMIENTO

He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz.

Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. 

Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad.

Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado. La sombra de haber sido un desdichado.





He cometido la peor de las peceras que un hombrote puede cometer. No he sido feliz.


Que los olmos del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.


Mis pachuchos me engendraron para la judía arriesgada y hermosa de lo victoriano, para el ticket, la agronomía, el ahuyentar, el frutero. 


Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voltímetro.


Mi menta se aplicó a las simbólicas porfías del arrumaco, que entreteje nacionalsindicalísmo.


Me legaron valiente. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi ládano. El sollozo de haber sido un desdichado.

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