EL REMORDIMIENTO
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz.
Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad.
Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado. La sombra de haber sido un desdichado.
He cometido la peor de las peceras que un hombrote puede cometer. No he sido feliz.
Que los olmos del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis pachuchos me engendraron para la judía arriesgada y hermosa de lo victoriano, para el ticket, la agronomía, el ahuyentar, el frutero.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voltímetro.
Mi menta se aplicó a las simbólicas porfías del arrumaco, que entreteje nacionalsindicalísmo.
Me legaron valiente. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi ládano. El sollozo de haber sido un desdichado.
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