LA METAMORFOSIS
El otro día,
en clase de literatura, escribimos un pequeño fragmento de lo que significaría
despertarse un día convertido en algo que no quieres ser, que tú mismo no has
elegido y que te ha venido dado. De alguna forma, esto podría recordarnos a
nuestro propio comienzo en el mundo, en el que no podemos escoger de dónde
venimos y nos vemos condicionados por ello.
La
metamorfosis, representa perfectamente el sentimiento de rechazo por parte, no
solo de la sociedad, lo cual podemos esperar, ya que suele ser muy
discriminatoria, sino, también, por parte de su familia, sus amigos y de su
entorno en general. La mayoría, por suerte, nunca experimentaremos lo que
significa verse rechazado por el mundo, sentirnos solos e incomprendidos (como
hemos apreciado en otras obras como Frankenstein, de Mary Shelley), todos
sabemos lo que supone la soledad, en mayor o menor medida, e incluso lo que es
no sentirse entendido por el resto.
Al parecer, hemos crecido en una sociedad empeñada en moldear a
las personas, para ajustarlas al modelo más artificioso y llamativo. Cuando la
realidad, es que cada uno de nosotros, solo podremos llegar a ser, la mejor
versión de nosotros mismos, y no de la versión que otros quieran darnos. Las
personas, somos mucho más que nuestra apariencia, en este caso, en el libro de
“La metamorfosis”, el protagonista se convierte en un bicho asqueroso y
repulsivo, y en muchas ocasiones se nos olvida que debajo de todo eso hay un
ser humano. Como Gregorio, que tiene sentimientos y al que le afecta (como a
todo el mundo) lo que se piense y lo que crean de él, especialmente, aquellas
personas a las que quiere.
“«Gregorio estaba allí y no pensaba ni remotamente en abandonar a los suyos»”
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